“Los inversores saben que no vamos a cambiar las reglas de juego”

Considerado uno de los mercados mineros más atractivos del planeta, Chile se jacta de acompañar su potencial geológico con estabilidad normativa. Según el ministro de Minería, Baldo Prokurica, no hay expansión sectorial sin legitimidad social.

Chile ya era un país minero mucho antes de que llegaran los conquistadores europeos. Así lo aseguró el ministro trasandino de Minería, Baldo Prokurica, durante su presentación en la 12º feria Arminera. “Diez mil años antes de Cristo ya había extracción de minerales en nuestro suelo. Y luego fuimos la colonia más pobre del reino español, por lo que la gente tenía que dedicarse a la minería ya que no había otra actividad, especialmente en el norte”, indicó. En términos generales, señaló, hoy la minería chilena es reconocida por la producción de cobre. “Un 90% de nuestras exportaciones mineras son cupríferas. Producimos casi un tercio del cobre del mundo. Y tenemos un 36% de las reservas globales”, cuantificó. Los distintos gobiernos, destacó, hicieron posible que actualmente haya una normativa clara y estable. “Los inversores saben que no vamos a cambiar las reglas de juego”, comentó. Últimamente, especificó, el país generó una serie de medidas para reducir la burocracia en el segmento, siguiendo los pasos de Canadá y Australia. “Hace tres años ocupábamos el 39º puesto en el informe Fraser como el país más atractivo para las inversiones. En 2018 pasamos al octavo lugar. Y este año estamos sextos”, resaltó. El sector, detalló, representa un 11% del Producto Bruto Interno (PBI) de Chile y un 53% de sus exportaciones totales. “Dependíamos mucho más del cobre hace 20 ó 30 años. Hemos ido diversificando nuestra producción nacional, con un gran crecimiento en los rubros de las frutas, el salmón, la madera, etc.”, acotó. Las exportaciones chilenas, reconoció, dependen en gran medida de las oscilaciones del precio internacional de la libra de cobre. “En otras palabras, dependemos del celular del presidente Donald Trump”, bromeó. Si de un momento a otro se paralizaran todas las minas de cobre del mundo, puntualizó, el stock alcanzaría para sólo tres días. “Esto no pasa con ningún otro commodity. Sin embargo el precio no sube”, criticó.  En el mediano plazo, proyectó, por cuestiones de oferta y demanda, el precio del cobre subirá considerablemente. “Eso sucederá, claro, si se arregla el conflicto entre Estados Unidos y China. No hay grandes yacimientos nuevos a nivel global y aparte la electromovilidad favorecerá el uso del mineral. Los motores eléctricos son casi puro cobre”, completó.

Legitimidad social

A decir de Prokurica, cuando aparecen voces contrarias a la actividad hay que preguntarse si los países subdesarrollados puedan darse ese lujo. “Suiza tiene otras alternativas, nosotros no. En nuestras latitudes es impresentable que la riqueza esté bajo la tierra y la pobreza sobre ella”, sentenció. Hace 40 años, recordó, Chile tenía el 40% de su población bajo la línea de la pobreza. “Hemos llegado a un 8,3% por estos días. La mitad de esa reducción fue gracias a la minería”, recalcó.

No obstante, admitió, ningún proyecto minero puede progresar sin legitimidad social. “Es cierto que hubo empresas que no hicieron bien las cosas. Por eso hoy resulta indispensable que las mineras tomen contacto directo con las comunidades donde operarán y se comprometan a cuidar el medio ambiente y fomentar el empleo local”, sostuvo el ministro. 

Está claro, añadió, que Chile es uno de los países más mineros del mundo. “Probablemente porque tenemos las riquezas que nos ofreció la naturaleza y también por falta de otras opciones. Parte de la sociedad lamentablemente a veces no toma conciencia de la importancia del sector”, concluyó. ›|‹

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