Con apenas algo más de 24 horas de ingresado en el Senado, el proyecto de ley de hidrocarburos ya empezó a dividir aguas en la Cámara alta, donde el peronismo disidente, fuerzas provinciales, algunos senadores de la UCR y el Frente Amplio Progresista (FAP) anticiparon su rechazo a la iniciativa elaborada por el presidente de YPF, Miguel Galuccio, con el aval de Cristina Kirchner.
El proyecto comenzará a debatirse en un plenario de tres comisiones durante tres días consecutivos a partir del próximo 30. Se espera la presencia de funcionarios del Poder Ejecutivo, gobernadores de las provincias petroleras y de Galuccio. En este escenario, todo indica que el oficialismo prevé llevar el texto para su debate en el recinto a más tardar a mediados de octubre.
Acordado tras largas negociaciones entre Cristina Kirchner y los gobernadores de la Organización Federal de los Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi), el proyecto tiene consenso en el oficialismo. Esto garantizaría su segura aprobación y su giro a Diputados.
«La nueva ley de hidrocarburos es el futuro de la Argentina», afirmó el jefe de la bancada oficialista, Miguel Pichetto (Río Negro). «El desafío es recuperar el autoabastecimiento», agregó el legislador, quien recalcó que «las decisiones en materia petrolera tienen que definirse como política de Estado».
Los cambios introducidos por el Poder Ejecutivo en el texto antes de enviarlo al Senado, algunos a contramano de lo que pretendía Galuccio, habrían eliminado las últimas resistencias en el bloque oficialista.
«Muchas de las demandas de las provincias han sido satisfechas, y de lo que era a lo que llegó al Senado, el proyecto ha cambiado de manera importante», confió a LA NACION el asesor de un senador kirchnerista que había manifestado su rechazo a la primera redacción del proyecto.
En la oposición, sin embargo, la nueva ley que impulsa el kirchnerismo genera rechazos. «Esta reforma beneficia sin límite a las multinacionales, asegurando el saqueo masivo del petróleo nacional», sostuvo en diálogo con La Nación Fernando Solanas (UNEN-Capital), para quien «Carlos Menem estará muy feliz con esta nueva ley, porque es la continuidad de un modelo que en los últimos 10 años nos hizo perder el autoabastecimiento y nos llevó al cepo cambiario».
También con fuerte tono crítico se manifestó el peronista disidente Juan Carlos Romero (Salta). «Esto les pone techo y piso a los ingresos de las provincias, pero no lo hace para la Nación, lo cual va a terminar como una brutal transferencia de recursos de las provincias a la Nación», sentenció el senador.