La sequía complica la generación hidroeléctrica en varios puntos del país

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Programan un parate de tres meses en Casa de Piedra

La escasez hídrica que afectó a la represa El Diquecito, en el sur tucumano, también se hace sentir en Casa de Piedra. La central pampeano-rionegrina estará parada entre el 21 de abril y el 21 de julio.

La carencia de precipitaciones que afecta a buena parte del territorio nacional ya comenzó a restringir la generación de energía hidroeléctrica. A las impactantes imágenes de miles de peces muertos debido al cierre de las compuertas de un dique en El Diquecito, Tucumán, se suma ahora la decisión oficial de detener por tres meses las actividades de Casa de Piedra, sobre el río Colorado, también por falta de agua. No obstante, la tendencia amenaza con extenderse a otras represas.

A decir de Gustavo Campetella, jefe de Casa de Piedra, la interrupción se producirá entre el 21 de abril y el 21 de julio, lapso en el que la central apenas erogará un caudal mínimo de 25 metros cúbicos (m³) por segundo para mantener la estabilidad del cauce. “Si no se produce un cambio profundo, éste será un año muy pobre para el aprovechamiento del río Colorado, y obviamente la generación hidroeléctrica no será una excepción”, admitió.

El año pasado, la producción de Casa de Piedra ya había sido baja. De hecho, durante mayo y junio de 2012 se resolvió la salida de funcionamiento de sus dos turbinas, no sólo por la necesidad de ahorrar agua y recuperar nivel en el embalse, sino también porque si el lago seguía bajando no se hubiera contado con la carga hidráulica mínima para su operatividad. “Actualmente, tenemos una cota de embalse similar a la de 1991, cuando empezó a llenarse el lago”, comparó el directivo.

Ubicada en el paraje homónimo, en el departamento de Puelén, a 387 kilómetros del nacimiento del río Colorado (límite natural entre Río Negro y La Pampa), Casa de Piedra dispone de una potencia instalada de 60 megawatts (Mw) y posee una capacidad de generación media anual de 240 gigawatts por hora (Gw/h). Su espejo de agua tiene 55 kilómetros de perímetro de costa, y se extiende (a cota máxima normal) sobre unas 36.000 hectáreas (Has). La capacidad del embalse se sitúa en 4.000 hectómetros cúbicos (hm³), mientras que su superficie es de 360 km².

Efecto colateral

Independientemente del aspecto energético, la decisión de cerrar las compuertas del dique para paliar la grave sequía que registra el sur tucumano provocó un efecto colateral por demás desagradable: la mortandad de miles de peces en la represa El Diquecito. Así, sábalos, bagres y dorados sin vida se acumularon en el lago, a la altura de la naciente del río Marapa.

“El lago se quedó prácticamente sin agua justo cuando, según afirman los pescadores, los peces remontan hasta allí para el desove”, explicó la delegada comunal Miriam Boydo.

Si bien la funcionaria descartó que la zona se encuentre en peligro sanitario, lamentó los perjuicios que están padeciendo sus pobladores. “Tan sólo para abastecer de agua a los productores locales se necesitaría una cota hídrica de 625 mm³ sobre el nivel del mar, y estamos en apenas 613 mm³”, añadió.

También en Chile

La sequía también se está haciendo sentir en Chile, donde los embalses hidroeléctricos presentan su menor nivel desde 1999. El problema se torna más evidente en la IV región, con 10 represas afectadas.

El Maule y El Laja, usados tanto para la generación de energía como para el riego, son los dos embalses con más dificultades. Destinados exclusivamente a la producción hidroeléctrica, Colbún, Pangue, Ralco y Pehuenche también se encuentran operando por debajo de sus capacidades. De no mediar cambios, la situación podría derivar en mayores costos energéticos dentro del mercado trasandino. ›|‹

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