A la espera de un alza en el corte en los surtidores
Con la implementación del Programa Flex Fuel, la proporción del recurso en el combustible convencional podría trepar hasta un 27%. De alcanzarse un porcentaje similar, los productores de bioetanol de maíz prometen invertir u$s 400 millones.
La capacidad instalada para producir bioetanol en la Argentina es de alrededor de 1,25 millones de metros cúbicos (m∂) anuales, según datos de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno (AABH). “Hay 12 plantas que procesan derivados de caña de azúcar y otras cinco que aprovechan cereales (sobre todo maíz). El contenido actual de bioetanol en las naftas –aunque el mandato legal estipula que alcance un 12%– es cercano al 10%”, precisa el director ejecutivo de la entidad, Claudio Molina, en diálogo con este medio.
Según sus palabras, un 60% del recurso obtenido a nivel local proviene de la producción de bioetanol de cereales. “Además de hacer cumplir el corte del 12%, debería aumentarse la oferta de bioetanol de caña de azúcar para llegar a una oferta similar a la de bioetanol de cereales”, señala el directivo.
Desde su perspectiva, a fin de promover rápidamente una mayor utilización de bioetanol, es menester que el Gobierno implemente el Programa Flex Fuel y eleve el contenido en las naftas a un mínimo de un 20% –en una primera instancia– y de un 27% –en una segunda etapa–, tal como sucede en Brasil. “Pero ello sólo será posible si se armoniza la normativa técnica y se establece que esta suba vaya acompañada por el desarrollo de una cadena de valor para el expendio al consumidor final de bioetanol hidratado, producto 100% compatible con la tecnología Flex Fuel”, advierte.
En ese sentido, la Cámara Empresaria de Bioetanol de Maíz (Biomaíz) asegura contar con un plan de inversiones para duplicar en el corto plazo la capacidad productiva del segmento, que actualmente oscila en torno a los 550.000 m∂ anuales. “Si el corte se incrementara a un 26%, tenemos pensado invertir u$s 400 millones”, promete el director del organismo, Patrick Adam.
A su criterio, previamente el país deberá impulsar una renovación del parque automotor y de las estaciones de servicio, además de instrumentar nuevas disposiciones para el trabajo de las petroleras. “Estos cambios requerirán, obviamente, un adecuado marco organizacional”, reconoce.
En su opinión, el escenario previsto es perfectamente viable. “Creemos que está todo dado para que esta industria que contribuye con el desarrollo sustentable y agrega valor en origen siga creciendo”, completa.
Ejemplo brasileño
El Programa Flex Fuel viene aplicándose con éxito en Brasil, donde casi un 90% de los vehículos de combustión interna que se comercializan utilizan dicha tecnología. Otra nación que impulsa de manera masiva esta innovación tecnológica es Estados Unidos.
A nivel local, el año pasado la compañía azucarera Los Balcanes y la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) pusieron en marcha un taxi experimental con motor Flex Fuel, capaz de consumir hasta un 25% de bioetanol.
A decir de Gerónimo Cárdenas, coordinador del programa de Bioenergía de la EEAOC, el proyecto sirve para demostrar las bondades de este sistema y promover el aumento del contenido del alcohol en las mezclas con naftas convencionales. “De lograrse un avance en esa dirección, la producción de alcohol en provincias como Tucumán podría crecer significativamente, mientras que los excedentes de azúcar podrían reducirse, resolviendo así un problema muy importante que tiene nuestro país”, explicó. ›|‹
Comentarios: