El costo de la importación de gas ya representa más de la mitad de la factura para algunos hogares de Buenos Aires

hornalla

La compra de gas en el exterior costó u$s 4.697 millones

El costo de la importación de gas desde Bolivia y de LNG se siente cada vez más en las facturas residenciales. Aun así, los usuarios pueden diferir, a partir de un dictamen de la Justicia, el pago de ese cargo.

A pesar de que los gobiernos kirchneristas hicieron del congelamiento tarifario una bandera política y retórica, las facturas de gas de miles de familias de Capital Federal y el conurbano bonaerense sufrieron importantes aumentos en los últimos meses. La suba no se explica por el reacomodamiento de los valores que reciben las distribuidoras –que se mantienen prácticamente invariantes desde 2002–, sino que responde a la aplicación del cargo para financiar la creciente importación del fluido.

En varios hogares, el costo de ese gravamen –creado por el Decreto 2067/08 del Poder Ejecutivo– representa más de la mitad de la boleta de gas. Es el caso, por ejemplo, de Norma, una vecina de Castelar, que por el costo del gas importado debió pagar el mes pasado $ 383,05, un 62,7% del total de su factura, que ascendió a $ 610,73, según consta en la boleta emitida por Gas Natural Fenosa que venció el 25 de marzo.

Para evitar que el valor de la importación de gas se concentrara –en forma de monumentales incrementos– durante los meses del invierno, cuando la demanda residencial se dispara por el uso de equipos de calefacción, el Gobierno tomó la decisión de repartir esa suba en los seis períodos de facturación aplicados por las distribuidoras (los cobros son bimestrales). Así, aunque en el período facturado sólo consumió 117 metros cúbicos (m³) del fluido, la boleta de Gas Natural Fenosa que recibió Norma aclara que el costo de importación de gas está calculado sobre un consumo anual de 2.445 m³/año (la referencia son las estadísticas de 2012).

Una situación similar atravesó Sergio, padre de una familia tipo que vive en un barrio cerrado en Pilar. Su última factura de gas superó los $ 740, de los cuales cerca de $ 400 correspondieron al costo del gas importado. Sin embargo, a diferencia del caso anterior, Sergio presentó un reclamo ante la distribuidora para diferir el pago del cargo, según lo establecido por la Sala V de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo (CNACAF) avalado por la nota 11821/09 del Enargas, el ente regulador del sector, que autorizó a los usuarios a prorrogar la efectivización de los cobros hasta que la Corte Suprema de Justicia se expida sobre la constitucionalidad del Decreto 2067/08.

In crescendo

El peso de la compra de gas desde Bolivia y de LNG por barco en las boletas residenciales se multiplicó en los últimos meses, como resultado del encarecimiento de la importación, que el año pasado provocó la salida de divisas por u$s 4.697 millones, casi un 70% más que en 2011. Sucede que, como resultado del congelamiento tarifario, el precio del gas en boca de pozo (el valor que perciben los productores locales) quedó desfasado con relación a las referencias regionales. Así, el precio interno del fluido promedia los u$s 2,50 por millón de BTU contra los u$s 10,50 que cuesta traerlo desde Bolivia, o los u$s 17-19 del LNG. “Esa diferencia desincentivó las inversiones en exploración y producción en nuestros yacimientos, por lo que la extracción y las reservas comenzaron a caer significativamente”, explicaron desde una de las mayores petroleras del país.

A fines del año pasado, el Gobierno tomó nota de esa situación y empezó a permitir precios de hasta u$s 7,50 por millón de BTU para la nueva oferta del hidrocarburo, pero aun así en la industria advierten que revertir la curva de declinación de la producción local a fin de reducir las importaciones llevará tiempo.

Tras haber incursionado en la exportación en la década del 90, la Argentina importa algo más del 23% del gas que consume. El arribo de gas por barco es el dato más demostrativo del descalabro: en 2005 llegaba al país un barco por año, mientras que actualmente ya son más de 80. Nunca atracan en puerto para descargar si el pago de la carga no se hizo antes y al contado, debido a la situación financiera del sector.

La importación de gas se transformó en, quizás, el principal talón de Aquiles de la balanza de pagos. En 2012, la compra de GNL generó la salida de divisas por u$s 2.665,6 millones. La importación desde Bolivia provocó la fuga de u$s 2.032 millones. Por ese ítem, se gastaron, en total, u$s 4.697 millones durante 2012, según datos de la Secretaría de Energía. Más de lo que el Gobierno pagó por vencimientos de la deuda externa. ›|‹

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