El litio, ese metal blando, plateado y de propiedades únicas para el almacenamiento de energía, se ha convertido en un recurso clave en la transición hacia energías más sostenibles. Desde la fabricación de teléfonos móviles y computadoras hasta la producción de autos eléctricos, el litio está presente en muchas de las tecnologías que usamos diariamente. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima que la demanda mundial de litio podría crecer más del 400% para 2040, impulsada por la revolución de los vehículos eléctricos y las energías renovables.
Actualmente, en 2024, los principales países productores de litio son Chile, Australia y China. Sin embargo, para 2030, las proyecciones indican que las naciones con mayor producción serán:
Extracción:
- Australia con aproximadamente el 33%
- China con aproximadamente el 23%
- Chile con aproximadamente el 12%
Refinado:
- China con el 57%
- Chile con el 15%
- Argentina con el 13%
El litio no se encuentra en la naturaleza en estado metálico fácilmente utilizable. En cambio, existe en depósitos de rocas volcánicas y en salmueras — aguas saladas que se extraen de manantiales minerales o salares. La forma en que se encuentra el litio determina el método de extracción: en rocas, se trituran para liberar el metal, mientras que en salmueras, se obtiene mediante evaporación superficial de agua salada.
Este proceso de extracción y refinamiento es fundamental para abastecer la creciente demanda mundial y garantizar que la transición energética continúe sin interrupciones. La competencia por recursos de litio y las estrategias de producción serán decisivas para el mercado global en la próxima década.
Cielo Manzi | Revista Petroquímica