El negocio energético, con premios y castigos para las empresas

Los productores de petróleo y gas aumentaron sus ganancias en el primer trimestre por los mayores precios del mercado interno, pero las empresas de servicios públicos están en crisis. Las gasíferas mejoraron sus perspectivas por la suba de tarifas. Las eléctricas, aún entrampadas en el congelamiento.

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Por NIcolás Gandini

Si bien las empresas del sector energético continúan afectadas por la tendencia inercial de los últimos años, caracterizados por la erosión cada vez más marcada de la rentabilidad de las prestadoras de servicios públicos que colocó a algunas compañías al borde  de la quiebra, el análisis de los balances económico-financieros del primer trimestre de las principales empresas del sector muestra datos novedosos.
El indicador más evidente es la recomposición de los márgenes de rentabilidad aguas arriba de la cadena de valor energética, es decir, en el segmento de exploración y producción de hidrocarburos. Las estadísticas de los principales jugadores del upstream local, con YPF y Pan American Energy (PAE) a la cabeza, dan cuenta de esa situación.
La petrolera presidida por Miguel Galuccio, el mayor productor del mercado con un share cercano al 35%, registró entre enero y marzo una utilidad neta de $ 2.787 millones, casi un 122% más que en el mismo período del año pasado ($ 1.258 millones). Por su parte, la compañía de BP y Bridas –controlada por los hermanos Bulgheroni y la china Cnooc– ganó $ 674 millones, un 13% más que el año anterior.
Las mayores ganancias de los productores se explican por diferentes motivos; algunos de origen macroeconómico, como la devaluación, que incrementó los ingresos en pesos de las petroleras (la gran mayoría de las ventas se expresa en dólares). “Casi la totalidad de los ingresos de la sucursal se generan en dólares y aproximadamente la mitad de sus gastos se basan en esa moneda”, admitió PAE en el documento con los resultados trimestrales enviado a la Comisión Nacional de Valores (CNV).
Otros vectores son de naturaleza sectorial, como los mayores precios del gas en boca de pozo a partir del programa de estímulo a la inyección del fluido. De esa situación no sólo se beneficiaron las compañías major. También las de menor calibre. Petrolera Pampa, la productora controlada por el holding de Marcelo Mindlin, ganó en el trimestre $ 32 millones y se repuso así de una pérdida de $ 7,8 millones en el mismo período de 2013.
Buena parte de la performace de la empresa, que firmó un acuerdo con YPF para desarrollar en conjunto el área Rincón del Mangrullo, responde a la mejora del precio promedio del fluido, que pasó de u$s 3,47 a u$s 5,16 por millón de BTU.
El buen momento del upstream alcanzó también a Petrobras, que en la última década deambula en una meseta declinante de sus principales yacimientos neuquinos. Este año no fue la excepción. Pero aun así la filial local del gigante brasileño logró mejorar su cara económica. En el trimestre ganó $ 681 millones, un 150% más que en 2013 ($ 252 millones).
“Las ventas de petróleo crudo aumentaron $ 289 millones (a $ 1.780 millones en el período actual, de $ 1.491 millones en el período comparativo), principalmente como consecuencia de una mejora en los precios medios de venta”, indicó la petrolera a la CNV. “Estos efectos positivos fueron parcialmente compensados por una retracción en los volúmenes comercializados”, admitió.

Una luz al final del túnel

A pesar de la mejora de las condiciones económicas de la industria de extracción de petróleo y gas, el panorama de las empresas ubicadas aguas abajo de la cadena de valor del sector sigue siendo muy complicado.
Las distribuidoras de gas repartieron pérdidas estruendosas. A Metrogas, la mayor empresa del segmento, no la salvó ni su condición de controlada por el Estado (es de YPF). Durante los primeros tres meses de 2014 anotó un rojo de $ 343 millones como resultado de las bajas tarifas residenciales del fluido, que no son suficientes para cubrir la expansión de los costos operativos.
“Las ventas de la sociedad durante el período de tres meses finalizado el 31 de marzo de 2014 aumentaron un 22,3% y los costos de operación aumentaron un 39,6% respecto del mismo período del ejercicio anterior”, advirtió la empresa.
La española Gas Natural Fenosa (ex Gas Ban), segunda entre las distribuidoras, también anotó pérdidas pero no tan gravosas. Es más, se redujeron un 25% con relación a las del primer trimestre de 2013 ($ 6,5 millones contra $ 9,5 millones).
Los números del tercero en la grilla, la italiana Camuzzi Gas Pampeana, también se pintaron de rojo: al 31 de marzo, la distribuidora ya había perdido tres veces más que a la misma altura de 2013 ($ 16,8 contra 5,2 millones).
Aun así, el escenario para las gasíferas ofrece una luz al final del túnel. Es que el Gobierno publicó en abril, después de 15 años de congelamiento, nuevos esquemas tarifarios para cada distribuidora, que contemplan aumentos de hasta un 600%.
Si bien todavía es temprano para conocer a ciencia cierta cómo impactarán las subas en los balances de los privados (las nuevas tarifas se terminarán de aplicar en agosto), sí está claro que habrá una recomposición de los ingresos económico-financieros de las compañías.

A la espera

En el sector eléctrico esperan que se replique el ajuste tarifario que benefició a las eléctricas. Tanto distribuidoras como generadoras enfrentan una situación acuciante.
Acorraladas por el congelamiento de sus ingresos y por gastos en aumento debido a la inflación, las mayores compañías eléctricas del país parecen estar a punto de dar su último suspiro en el marco de una crisis económica y operativa que las aqueja desde hace años.
Edenor y Edesur, que en conjunto atienden a más de 20 millones de personas en la Capital y el Gran Buenos Aires, presentaron resultados ruinosos. Edesur, por caso, anotó un rojo de $ 1.117,7 millones, algo que la condujo a las puertas de una eventual reducción de su patrimonio neto. En comparación con el mismo período del año pasado, sus pérdidas se incrementaron casi un 200%.
“Los ingresos cayeron un 18,7% en el período. Esto principalmente se debió –según explicó la compañía a la CNV– a que “estos importes se encuentran netos de la constitución de la provisión por multas por calidad de servicio y resarcimientos destinados a clientes”, en el marco de los cortes de luz que afectaron a millones de usuarios a fines de 2013.
La suerte para Edenor no fue mucho mejor. Sus resultados para los tres primeros meses del año arrojan un quebranto de $ 738,56 millones, un 44% más que los $ 510,43 millones de 2013.
Ambas empresas mencionan los mismos argumentos a la hora de explicar sus pérdidas: mientras que sus gastos crecieron de manera galopante de la mano de la inflación, las tarifas se mantuvieron prácticamente congeladas durante la década kirchnerista.
En el principio de la cadena están los generadores, que producen la electricidad, los cuales también muestran números complicados. Al menos así lo atestiguan los balances de dos de sus mayores exponentes, como las usinas metropolitanas Endesa Costanera y Central Puerto. La primera, propiedad de la italiana Enersis, perdió $ 313,1 millones entre enero y marzo, con lo que casi triplicó los quebrantos que había registrado para el mismo período del año pasado. Mientras que Puerto, de Sadesa, una compañía de la familia Miguens-Bemberg y Guillermo Reca, ex banquero de Merrill Lynch, perdió otros $ 55 millones, poco menos que los $ 77,4 millones del primer trimestre del año pasado. ›|‹

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