El derrame en Veladero vuelve a poner a la minería en el centro de los reclamos sociales y ambientales

En un contexto signado por la falta de inversiones y las crecientes trabas legales

La novena mina de oro más grande del mundo, cuya utilización de cianuro se halla certificada por Naciones Unidas, reportó un incidente que avivó las presiones antimineras en un escenario que ya venía siendo desfavorable para la actividad.

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Las malas noticias nunca son bienvenidas, sobre todo en un sector como el de la minería, cuyo desarrollo depende de un ambiente normativo y comunitario propicio para la llegada de inversiones. Pero si había un escenario especialmente inopor-
tuno para que tuviera lugar un incidente ambiental, ése era el actual. Con grandes proyectos paralizados por problemas de financiamiento, dificultades cambiarias, presión fiscal en alza y un marco regulatorio cada vez más prohibitivo en varias provincias, la minería metalífera local no pasa justamente por su mejor momento para afrontar lo que de seguro le depara el último tramo del año, como consecuencia directa de la filtración de cianuro en Veladero: un recrudecimiento de los reclamos ambientalistas y el renovado desafío de mejorar su controvertida reputación ante la opinión pública.
En esa dirección, varios referentes del sector manifestaron –off the record– su malestar para con Barrick Gold. “Tardaron mucho en aclarar la situación, lo que dio lugar a todo tipo de especulaciones que dañan nuestra actividad”, criticó un representante de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM). “Lo peor de todo es que se está usando este incidente para cuestionar la legitimidad de una industria lícita y de vital importancia para el desarrollo del país”, añadió.
A través de la red social WhatsApp, donde tomó difusión el incidente, la primera estimación de lo acontecido hablaba de 15.000 litros de cianuro vertidos en el río Jáchal y sus afluentes. Poco después, en el informe que Barrick preparó para el Gobierno sanjuanino, ese número trepó a 224.000 litros. Finalmente, en el último de los comunicados de prensa de la minera –el único en el que divulgó públicamente una cifra–, se informó que la solución vertida equivalía a más de 1 millón de litros.
Consultado sobre el real alcance del derrame, Marcelo Ghiglione, secretario de Gestión Ambiental y Control Minero de San Juan, aseguró que es hora de llevar tranquilidad a la población, puesto que los afluentes del río Jáchal se encuentran en condiciones absolutamente normales, sin registros de sustancias químicas contaminantes. “Pudimos constatar que se actuó de la mejor manera y rápidamente. En cuanto a la fauna, también se verificó que no fue afectada”, detalló el funcionario.

La versión de Barrick

El 14 de septiembre, en el primero de los comunicados emitidos desde el hecho (ocurrido por la noche del sábado 12), Barrick desmintió las “versiones infundadas” que indicaban que los cursos de agua vinculados con la cuenca del río Jáchal habían sido contaminados.
El derrame, derivado de la rotura de una cañería que conduce solución cianurada desde la planta de procesos hacia el valle de lixiviación, obligó a la empresa a activar su Plan de Manejo de Emergencias y a dar aviso a las autoridades provinciales competentes. “Queremos dejar absolutamente claro que sólo hubo daños materiales en una cañería sin verse afectada la salud de los trabajadores”, indicó la minera.
Un día después, en el marco del citado Plan de Manejo de Emergencias, la firma informó en un segundo comunicado el inicio de la investigación para determinar las causas y los responsables del suceso, junto con un procedimiento de monitoreo de aguas en toda la zona de influencia, siempre bajo la supervisión de la Policía Minera sanjuanina. Adicionalmente, junto con las autoridades locales puso en marcha “una serie de medidas (Continúa en la página 10 ») precautorias a los fines de superar cualquier contingencia que los resultados de los monitoreos pudieran arrojar”.

Sin riesgos

Una vez efectuados los relevamientos, el 16 de septiembre Barrick comunicó que no detectó la presencia de solución cianurada en el río Jáchal ni en la entrada ni en la desembocadura del dique Cuesta del Viento, y que sí se produjo un “ingreso temporal” de esta solución en el río Las Taguas, aunque “en niveles que no han generado impactos en la salud de las personas y que actualmente no registran valores detectables en el área de la mina”.
Si bien tampoco detectó riesgos para la salud en las comunidades aledañas al río Blanco, la compañía decidió distribuir allí unos 150.000 litros de agua potable con el propósito de “llevar tranquilidad a esas poblaciones”.
El 19 de septiembre, mediante un cuarto comunicado de prensa, la minera anunció el reemplazo de unos 15 ejecutivos –entre ellos, el gerente general de Operaciones de Veladero, Antonio Adames– por “un equipo de expertos profesionales y técnicos de Canadá y de distintas operaciones de la compañía en el mundo”.
Un quinto y último comunicado, emitido el día 23, estimó que el volumen total de la solución asociada con la fuga fue de 1.072 metros cúbicos (m3). “Se trata de una cantidad insuficiente para generar un impacto en la salud de las personas”, concluyó Barrick.

Primeras secuelas

La filtración de cianuro en Veladero amenaza con convertirse en un “caso bisagra” para el futuro de la minería metalífera en el país. A la indignación de los vecinos de Jáchal, que se encuentran en estado de movilización permanente y exigen más información, debe sumarse la de muchos directivos de mineras y referentes del sector, quienes temen por los efectos del incidente en una industria que ya venía atravesando una temporada por demás complicada.
Las primeras secuelas del derrame no son para nada menores. La Justicia de San Juan ordenó suspender toda actividad en Veladero por casi 10 días. El juez penal Pablo Oritja dio inicio a las pesquisas para determinar si hubo “negligencia humana” en el incidente, mientras que
–en Comodoro Py– el fiscal federal Federico Delgado pidió que la investigación no se limite a directivos de Barrick, sino que también incluya a funcionarios públicos. Además, desde un punto de vista bursátil, el valor de las acciones mineras cayó un 20% desde que estalló el caso. Y todo indica que las repercusiones recién comienzan. ›|‹

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Complejo certificado

Emplazada en el departamento sanjuanino de Iglesia, a una altitud de entre 3.800 y 4.500 metros en la Cordillera de los Andes, la mina de Veladero fue certificada en 2008 sobre la base del Código Internacional del Manejo del Cianuro (CIMC), un programa diseñado por la ONU. El yacimiento, que Barrick opera desde octubre de 2005, se convirtió así en el primero a nivel nacional en contar con esa legitimación.
Según la agencia especializada InfoMine, hoy es el noveno complejo aurífero más importante del planeta, con una producción anual de 722.000 onzas equivalentes de oro.

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